‘Leyenda viva del graffiti’, ‘cholo’, ‘pionero’, ‘El padrino de West Coast Graffiti’, como le quieran llamar a Chaz Bojórquez, es el artista que dejó impregnado su nombre y estilo en los barrios de la cultura urbana mexicano-americana y, ahora, parte de él queda plasmada en una de las etiquetas de Mezcal Verde.
Chaz Bojórquez comenzó a pintar en 1969 durante el Movimiento Chicano. En los años 70, la edad de oro del graffiti, no paró de trabajar y viajó por más de 35 países descubriendo la “universalidad del lenguaje”. Para Chaz, el graffiti es un lenguaje vivo que siempre le ha hablado acerca de identidad, comunidad, intención, propósito, forma de vida e historia.
Bojórquez es autor de uno de los primeros stencil icónicos del arte callejero: ‘Mr. Lucky’. Su firma surgió como una visión de las calles, una definición y símbolo de señalización de su comunidad en Highland, Los Angeles. No era una pintura, era una obra de arte que nació para ser graffiti.
Este reconocido stencil está vinculado a su herencia mexicana en torno al culto a la Santa Muerte. En un inicio ‘Mr. Lucky’ era visto como un símbolo protector contra la muerte para él y sus compañeros, después se plasmó en forma de un tatuaje para aquellos en búsqueda de fortaleza y lucha contra la muerte.
“Voy descubriendo, adivinando, encontrando el camino; me encuentro con mi propia luz. Al final, resulta que creé algo que nunca hubiera imaginado”
En sus inicios, Chaz comenzó a trabajar con un artista chicano desarrollando algunas exposiciones. Posteriormente se volvió autodidacta pues está convencido de que el graffiti es cuestión de fuerza y libertad; un viaje para encontrar el alma y no el dinero. Actualmente, da pláticas y seminarios en todos las escuelas de arte del estado de California y participa en convenciones de chicanos, exponiendo el graffiti como extensión de las calles.