Scarlett Baily es una muralista, pintora e ilustradora chicana con estudios de arte en la Ciudad de México y en San Diego, California. Su trabajo explora y celebra tradiciones y la cultura popular, fácilmente es reconocido por sus gestos minimalistas y líneas largas y onduladas con toques de color. A través de Mezcal Verde, Baily transmite su visión de la humanidad como guerreros con un poder ancestral en una vida contemporánea.
MEZCAL VERDE: ¿Cómo inició tu interés por el arte?
SCARLETT BAILY: Nací en El Paso, Texas, y crecí en San Diego, CA, en el seno de una familia Mexicana. Estas zonas fronterizas están llenas de murales de héroes Chicanos, Leyendas Aztecas y graffitis increíbles. De niña me encantaba admirarlos desde la vitrina del coche y empecé a copiarlos en mis carpetas. Soñaba con ser muralista un día para compartir mi arte con el público de una manera monumental.
MV: ¿Cómo empieza tu proyecto como Scarlett Baily?
SB: Abrir un estudio de arte ha sido mi sueño desde niña. Todo fue el resultado de seguir mi corazón, lanzarme a lo desconocido, tomar riesgos, experimentar, y compartir mi arte con el público sin pedir permiso. Mi estudio nació en Nueva York, en el barrio de Bed–Stuy, Brooklyn, en 2010. Allí empecé a hacer series de retratos de mis amigos en tamaño real. ¡Moría por exponerlos! Sin galería que me representara, ¡tomé la calle! Antes recortaba las ilustraciones y las pegaba en muros abandonados formando instalaciones de collage enormes. Preparándome para una instalación de arte urbano para Bushwick Open Studios, los directores de arte de DKNY me descubrieron. Tomaron mi arte como tema para los escaparates de la temporada, y me invitaron para pintar retratos en vivo en la vitrina. En 2014 fui invitada por los curadores de Salón Acme para hacer una residencia en México. Pase una semana inolvidable retratando a artistas, músicos, chefs, diseñadores etc. y más que nada, por fin me sentí conectada a mis raíces mexicanas. Unos meses después decidí expandir mi estudio a la CDMX.
MV: ¿Cuál es la parte que más disfrutas de tu trabajo?
SB: Siempre he sido muy observadora con el gusto de compartir historias. El arte cuenta historias y abre puertas a muchos mundos. Un día estoy pintando en la Central de Abastos, otro en Palacio de Hierro o Madison Avenue. Me encantan los puentes que el arte construye. El arte es universal, empodera, celebra, y crea empatía entre comunidades distantes. Me fascina tener este cargo como artista. Lo que más me gusta son mis sesiones de retratos; es un intercambio íntimo, con un desconocido, y siempre se relajan y confiesan sus historias de amor, sus sueños, etc. Cada persona que dibujo termina siendo un amigo. Y por supuesto, lo que más me emociona es pintar murales. Es una disciplina por y para el público, y es un subidón de adrenalina crear a esta escala en la calle. Cuando mi arte tiene este público toma una vida extraordinaria.
MV: ¿Cuáles son las técnicas que utilizas y por qué?
SB: He explorado todas las técnicas, cada una para mí tiene sus temporadas, pero siempre he sido fiel a la pintura. Me gusta mezclar tintas, el sonido del pincel tocando la superficie, la sensación de crear una pincelada me transporta a otra dimensión y siento que estoy dejando una huella en el mundo. En mi trabajo personal ocupo mucho el óleo mientras que para el arte público, me inclino más por el acrílico, aerosol, y wheatpaste. Para mí lo más importante es poder trabajar rápido para darle a la obra una energía actual, con dinamismo y movimiento. La inmediatez gráfica de mi estilo invita a cualquier espectador a participar y celebrar los temas de herencia, tradición y pertenencia en mi trabajo.
MV: ¿Cuál es la narrativa de tu obra?
SB: En esta era de la globalización, creo que es esencial buscar y celebrar nuestras raíces. Los matices de nuestra cultura son las cosas que nos hacen únicas, y especiales, no podemos dejar que se borren con la modernidad. El arte puede desmantelar el racismo y acabar con la discriminación. Yo soy multicultural, y siempre sentía una polaridad presionandome por elegir entre una cultura o la otra en vez de abrazar las dos. Así que, mis murales insertan diversas narrativas al canon. A través de mi trabajo puedo abordar los marcos que han mantenido a artistas como yo en la sombra y afirmar que hay espacio para todos. Busco el impacto en un mundo de arte más inclusivo, invito al público a ver el muralismo más allá de la decoración y como una plataforma esencial para hablar. Además, el muralismo permite que los artistas aspirantes de todos los orígenes prosperen y comuniquen sus narrativas públicamente a gran escala.
MV: Aún cuando no es una pieza original para VERDE, ¿cuál es la inspiración detrás de la etiqueta elegida para Mezcal VERDE?
SB: Investigando la mitología mexicana, encontré muchas figuras de mujeres poderosas. Me enamoré de Coatlicue. Es una Diosa que genera miedo, pero a la vez empodera. Es tierna y terrorífica. Representa la dualidad. Es la madre de todo lo que nace de la tierra, la diosa de la fertilidad, o en otras palabras, la abundancia, la potencia o la creatividad. Quise darle vida fuera del Museo de Antropología e integrarla a nuestra vida contemporánea, porque su poder vive en nosotros. ¡Somos guerreros! Siento que retomando su imagen se despierta nuestro poder ancestral y alumbra la magia que llevamos dentro.