El retrato es la columna vertebral de la obra de Shizu Saldamando, la gente y sus facciones es su compromiso artístico. Principalmente, individuos con fondos en blanco independientes a su contexto, para ella es mejor que sus cuerpos y expresiones cuenten la historia y este objetivo no lo tenga el escenario.
Shizu es hija de madre japoamericana y padre chicano, naciendo ella en San Francisco y dedicando su carrera a destacar subculturas e investigar construcciones sociales a través de su arte. Partiendo de su perspectiva cultural personal, Shizu ofrece una visión íntima del retrato presentando amigos, compañeros artistas, activistas queer y de color e individuos que a menudo no se destacan ni se enaltecen en la cultura contemporánea, personas que simplemente admira. Su trabajo funciona como homenaje, así como documentación de las contraculturas dentro y alrededor del noreste de Los Ángeles.
Shizu ya ha cuestionado en alguna de sus entrevistas si realmente es necesario más imágenes y pinturas sobre el inmigrante forcejeando y luchando para sobrevivir. Para ella debe de haber una mejor narrativa, una experiencia latina más valiosa que el mismo trauma. En sus dibujos y pinturas existe una intimidad que al espectador le transmite los momentos de vulnerabilidad del sujeto, para Saldamando, estas personas no tienen que ser especificamente personas de color, honorables o que murieron, no tienen que ser mártires, pueden ser solo reconocibles y punto, personas con quien identificarse y poder crear una conexión.
Los dibujos, pinturas, esculturas y videos de Shizu se han exhibido tanto a nivel nacional como internacional experimentando con una amplia gama de superficies y materiales. Además de la pintura, tiene una práctica ya exitosa en el ámbito del tatuaje, especializándose en tatuajes de retratos.